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AUTONOMÍA DEL VEHÍCULO: consejos

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En uso real, la autonomía del vehículo eléctrico puede variar en función de diversos factores que usted puede controlar, en parte, para aumentar notablemente la autonomía. Estos factores son:

- la velocidad y el estilo de conducción;

- el perfil de la carretera;

- los equipos y accesorios eléctricos;

- la carga del vehículo;

- los neumáticos.

La velocidad y el estilo de conducción

Una velocidad elevada reduce la autonomía del vehículo

La conducción «deportiva» disminuye la autonomía del vehículo: es preferible una conducción «relajada».

Circule a una velocidad constante.

Adapte su conducción a fin de evitar un consumo de energía demasiado grande. Consulte el apartado «Económetro» en el capítulo 2.

Prevea convenientemente los riesgos del tráfico levantando el pie del acelerador, a fin de dar prioridad a la recuperación de energía.

El perfil de la carretera

En las subidas, no trate de mantener la velocidad y no acelere más de lo que requeriría sobre terreno llano: conserve el pie sobre el acelerador, preferentemente en la misma posición.

La utilización de equipos y accesorios eléctricos

En caso de heladas, retire manualmente el hielo del parabrisas (rascador, etc.) para reducir la utilización de la función de deshielo-desempeñado, que consume energía.

Consulte el apartado «Deshielo, desempañado del parabrisas» en el capítulo 3.

El uso de equipos eléctricos (GPS, cargador de teléfono, etc.) reduce la autonomía del vehículo.

La carga del vehículo

Evite toda carga inútil a bordo del vehículo.

Neumáticos

Una presión insuficiente aumenta el consumo de energía. Respete las presiones de los neumáticos recomendadas para su vehículo.

Al sustituirlos, coloque obligatoriamente neumáticos de la misma marca, tamaño, tipo y estructura que los originales.

Consulte el apartado «Neumáticos» en el capítulo 5.

Por su seguridad, está totalmente prohibida la utilización de neumáticos diferentes a los recomendados por el fabricante. El incumplimiento de esta recomendación puede perjudicar la estabilidad, el comportamiento, el frenado, el juego entre la carrocería y los neumáticos, etc. Algunos de estos efectos pueden provocar la pérdida de control del vehículo en ciertas condiciones de conducción y ocasionar un accidente y graves lesiones.